GABONAK.

Estas navidades volví a casa, como el turrón. Once meses fuera de casa, mi récord hasta el momento. Únicamente volví para unos ocho días, por lo que tocaba aprovechar el tiempo lo máximo posible.

Qué alegría volver y estar con la familia y amigos, surfear en casa, comer como un auténtico animal... Fuera se vive muy bien, pero como en casa, en ningún sitio.

Traté de surfear todo lo que pude. Una de mis neskas preferidas me esperaba impaciente en la habitación, sus 9 pies de largo me habían echado de menos (yo también a ella, :-)). 

 Se echaban de menos estas vistas...

Amaneceres en la playa y baños de todo tipo. El primero fue desastroso, se acostumbra uno a surfear en bañador y al ponerse el neopreno, txapines, guantes y gorro... Pues como que no se está del todo a gusto, y eso que había unas olas del copón. Pero bueno, compartir baños con amigos siempre es un placer.

Tenía poco tiempo y muchas cosas que hacer, muchos platos que comer y mucha gente a la que ver. La próxima vez voy para más tiempo seguro.

 Una tarde tocó ir de pesca, o al menos ese era el plan

Había algo de mar por lo que nos acercamos hasta Punta Galea a curiosear...

 Una buena tarde viendo romper la Galea desde tan cerca

Tocaron madrugones buenos para llegar al agua el primero, había poco tiempo, así que mejor no perderlo durmiendo. Poder coger el coche y plantarte en la playa en tan poco tiempo es todo un lujo después de pasar 11 meses en Panamá, donde para poder surfear tengo que esperar sí o sí al fin de semana...

 Recuperando fuerzas después del baño...

Me quedaron muchas cosas por hacer, entre ellas pasar más tiempo con mucha gente. Esperemos que la próxima vez cunda más el tiempo.

De mientras, pues seguiré descubriendo Panamá y Centroamérica, que tampoco es mal plan :-)

Como siempre, ¡salud y buenas olas!